El antídoto a las preocupaciones.
La esperanza es el antídoto a las preocupaciones, una virtud que todos necesitamos para dar luz en nuestra oscuridad y que une y nos proyecta a la eternidad.
En el profeta Jeremías podemos encontrar al hombre que lleva la esperanza cuando el pueblo de Dios afronta tiempos complejos, y los llena de luz mostrando que no se volverá a los tiempos anteriores sino que vendrán tiempos que son mucho mejores.
En el día de hoy no debemos caer en la desesperanza, pues todo pasa para el bien de lo que aman a Dios, que no es verdad que todo tiempo pasado fue mejor, pues para un cristiano siempre lo mejor está por venir: Dios es más fuerte y siempre nos sorprende.
¡San José…ruega por nosotros!
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