Esta semana celebramos la gran fiesta de Pentecostés. El Espíritu Santo entra con toda su plenitud tanto en la Iglesia como en nuestra vida personal. ¿Cómo podemos ver la acción del Espíritu Santo en nuestras vidas o en la de los demás?
En sectores costeros de nuestro país podemos encontrar a los cormoranes, unas aves grandes de pasos muy torpes en tierra, pero que cuando surcan los aires, planean con una delicadeza y una majestuosidad enormes. Las pequeñas gaviotas se ven minúsculas ante el vuelo de los cormoranes.
Cuando nos alejamos de Dios, cuando no practicamos la caridad con el prójimo más desvalido, avanzamos torpemente y nuestra caminar en tierra no es nada ágil. Pero si rezamos, nos acercamos a Dios, somos caritativos frente al dolor de los demás, el Espíritu Santo sopla y podemos elevar vuelo, y planear así como estas grandes aves, extendiendo nuestras alas y surcando los cielos.
Abramos nuestros corazones a la acción del Espíritu Santo y nuestras vidas cambiarán totalmente.
San José, ruega por nosotros.