Recientemente el papa Francisco ha consagrado los países de Ucrania y Rusia, y al mundo entero al Corazón Inmaculado de María, como lo pidió ella en su aparición a los pastorcitos de Fátima. Hermoso gesto que consagrar y confiar para conquistar y alcanzar el don precioso de la Paz.
Este don que necesitamos tanto cuando vemos que la guerra va destruyendo el don de la vida, pues solo la paz es capaz de terminar la violencia.
El papa Juan Pablo II nos dice que no hay paz sin justicia, pero no se alcanzará la justicia si no hay perdón y misericordia. Iniciemos este camino de alcanzar la paz partiendo desde nuestro corazón con oración, paciencia, amor, Eucaristía y confesión.
San José, ruega por nosotros.
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