Ser maestros con la vida.
Recientemente hemos celebrado el día del profesor en todo el país y especialmente en nuestro colegio. Y a través de una historia, nuestro capellán nos ejemplifica la necesidad de esa persona que pueda guiar e iluminar el camino de los otros. El mundo necesita verdaderos maestros que puedan enseñar, a través de su propia vida, con su ejemplo y sus palabras, la sabiduría de la vida.
Existe diferencia entre aquel profesor que entrega información y enseña contenidos, y un maestro que enseña con su vida y deja huellas imborrables en sus alumnos. Cómo no estar agradecidos de aquellos maestros y maestras que nos han formado, no solo nuestra mente, sino que han formado nuestra persona de una manera integral. Y a partir de esto, reconocer que todos y todas estamos llamados a formar a otros, ser faros que ayuden a encontrar el buen camino.
Solicitamos la gracia de Dios de ser agradecidos de aquellos que nos han marcado bajo el sello del Amor y de la bondad, y a la vez, seamos solícitos en el momento de ser buenos maestros de la vida para los demás.
¡San José…ruega por nosotros!
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